Las caletas de pescadores artesanales en Chile, se caracterizan por ser en su mayoría rurales y en menor medida urbanas. Cada una de ellas muestra una forma particular de habitar su relación con el borde costero, diferenciada sobre todo por el género de sus habitantes. Por una parte, los hombres hacen una ocupación más visible, en el espacio público y tradicional de los muelles, lanchas y astilleros, mientras que las mujeres hacen una ocupación más íntima, normalmente al interior de cocinerías y sus viviendas. Ellas no sólo desarrollan actividades extractivas, sino que también algunas complementarias a la pesca como el encarnado y desconche, sumándose a las labores no remuneradas de cuidado. Además, es posible distinguir espacios en donde los géneros comparten el habitar, normalmente en actividades familiares como la recolección de algas, el marisqueo y la trashumancia. En contraste a esto, la Dirección Portuaria del Ministerios de Obras Públicas interviene estos territorios desde una lógica funcional, que muchas veces ha dejado fuera de su habitabilidad las actividades culturales como el aprendizaje/enseñanza de las niñas, niños y jóvenes, además de un uso restringido para las mujeres, actividades que se siguen desarrollando a un costado o en la playa. Este es el caso de los asentamientos costeros en la región de los Ríos, en los que se comparan el habitar de Mehuin, Los Molinos, Caleta el Piojo y Chaihuin. En conclusión, domina un habitar masculinizado y público, que es acorde con infraestructuras institucionales funcionales a la pesca artesanal como una actividad exclusivamente extractiva, ocultando una densidad cultural que aflora constantemente de manera sutil y casi imperceptible.

Autora: Loreto Álvarez Burgos      Correo electrónico: Loreto.alvarez.burgos@gmail.com