Resumen de Simposio
Las orientaciones del fenómeno migratorio han mostrado en los últimos lustros importantes variaciones susceptibles de llamar la atención de la comunidad científica y de los propios agentes. Desde una perspectiva descrita con saciedad, los colectivos migrantes sufren consideraciones despectivas fundamentadas en estereotipos y prejuicios asombrosos. O sea, la realidad migratoria motiva representaciones sociales susceptibles de condicionar, en parte, la rigidez de las categorizaciones identitarias en y entre un “nosotros” y un “ellos”. También pueden alimentar respuestas pertinentes para la reelaboración de estrategias resilientes garantes de acercamientos interculturales. En caso contrario, se traducen por un firme rechazo hacia los otros modulado a lo largo de muchos matices. El estereotipo es “un arma de poder. Hace algo, despoja activamente el “otro” de un cierto atributo sin que quien lo utiliza se sienta culpable”, afirma Michael Herzfeld (1992:67). Y ¿por qué lo haría si cada uno de los campos discrepa en las estrategias para satisfacer sus intereses. Al fin y al cabo, identificarse y encontrarse a la par que redefinen sus fronteras identitarias. Los marcadores de estas sutiles fronteras imaginadas precisan una variedad de estereotipos supuestamente útiles para cuestionar a los “otros” y conglomerar la identidad del “nosotros”.
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