Los efectos del coronavirus han hecho visible las enormes desigualdades que estamos viviendo, la pobreza, el racismo, la violencia de género. Hoy para muchas mujeres, quedarse en casa resulta un peligro. La violencia intrafamiliar es una amenaza que se ha ido agravando en estos tiempos de confinamiento. Vivimos la cuarentena dentro del propio hogar, en el espacio doméstico (lar, hogar, útero, matriz) que lo identificamos con la seguridad y la confianza, pero que en estos tiempos se puede transformar en el lugar ominoso, inhóspito y siniestro.
Después de casi tres meses de cuarentena en la Región Metropolitana de Santiago, vemos cómo las cifras de violencia intrafamiliar y femicidio han aumentado. Los registros señalan que en marzo de 2020 las denuncias por violencia intrafamiliar disminuyeron en un 14% respecto del marzo del año pasado; sin embargo, los llamados relacionados a violencia contra la mujer aumentaron en un 20% y en la comuna de Providencia las denuncias aumentaron en un 500% (Ciper, mayo 2020).
A nivel latinoamericano la violencia contra las mujeres no es distinta. Desde el primer día del confinamiento, un hombre mató a balazos a su mujer, cuñada y suegra, en el departamento que compartían en la ciudad de Cartagena en Colombia.
Autor: Claudia Arellano Hermosilla