Los historiadores le han otorgado al sacerdote jesuita italiano Francesco Lana Terzi (1631-1687) el privilegio de haber sido el primero en diseñar un bote volador, “compuesto nooo de un cuerpo con forma de bote, sostenido por cuatro globos de cobre delgado, que debían estar vaciados de aire”, cuyo dibujo esquemático aparece en un libro publicado a fines del siglo XVII. Leibniz demostró que la idea de una aeronave que funciona con esferas de vacío no es físicamente factible debido a la presión atmosférica, pero las ideas de Lana Terzi permitieron la construcción de los globos aerostáticos del futuro. Paul Willis ha argumentado que la etnografía es vital en la constitución de una “sensualidad” textual, metodológica y sustantiva, pero solo es posible mediante el despliegue de una imaginación conceptual que no se puede encontrar solamente en el trabajo de campo. La literatura fantástica de la segunda mitad del siglo XIX es pródiga en representaciones de botes voladores y no es una rareza encontrar máquinas con nombres propios en los relatos de las aventuras de algunos exploradores por el mundo durante el fin-de-siècle. La etnografía de las máquinas es un reto no sólo práctico sino también [y sobre todo] de la imaginación.
Autor: Dr. Daniel Quiroz Larrea (Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio)