Las llamadas nieves eternas ya no son eternas, como tampoco ya lo son las mismas montañas. A pesar de su apariencia masiva, se han vuelto vulnerables en su calidad de partícipes centrales de las mallas de vida andinas. Al mismo tiempo, todavía saben escuchar y educar. La reflexión parte de una visita ‘ritual’ al poderoso Qaqaaqe o Wayna Potosí, en los Andes bolivianos. Se comparten resultados de un estudio sobre la atención cotidiana-ritual y afectiva a estas majestuosas, a veces temidas pero siempre cercanas presencias. Los uywiri acompañan a las familias en las cosechas, las protegen y educan. Son achachilas o ‘abuelos’. Estas ‘correspondencias’ permiten hacer una lectura interesante en términos de agenciamiento: las familias actúan sometiéndose (activamente) a los entornos vivos, llevando así a unas políticas del cuidado más-que-humano. Tal cosmopraxis atencional sin embargo se tensiona debido a la acción de ciertos grupos religiosos, a determinadas ideologías político-económicas y a la irrupción de empresas mineras, provocando todo tipo de depredaciones. Aun así, a las familias aymara el intenso y constante corresponder con uywiri y achachilas de alguna manera les ayuda a saber manejar las imprevisibilidades propias de la vida y del clima –en esta parte de la tierra ya desde antes del calentamiento global bastante errático.
Autor: Koen de Munter (Universidad Alberto Hurtado) Correo electrónico: koendemunter@ymail.com