Los flujos migratorios han importado a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresiones y festividades religiosas que periódicamente transforman su paisaje. Estas suponen la organización e involucramiento de amplios sectores de la población. En el caso del Barrio Charrúa, sus vecinos y la Iglesia Católica organizan desde 1972 una fiesta dedicada a la Virgen de Copacabana, santa patrona de Bolivia. Se trata de una celebración con trascendencia internacional, descrita y analizada por un número significativo de producciones académicas. Anualmente, las calles del barrio reciben a numerosos comerciantes, devotos y laicos, que viven una efervescencia social generada, especialmente, por las agrupaciones artístico-religiosas que participan, pertenecientes a la colectividad boliviana en Argentina.
Luego de los embates y clausuras que impuso el contexto pandémico, en 2022 la fiesta volvió a ser presencial y masiva. Fraternos como los de Poderosa Diablada El Tío desplegaron sus estrategias y representaciones particulares, en el hito histórico del 50° aniversario de la celebración. A través de sus lógicas y sentidos, pretendo dar cuenta de algunos aspectos que el estado del arte actual propone como ejes generales relevantes, a saber, el desplazamiento de significaciones territoriales, estéticas y performativas, así como algunas características socioculturales migrantes propias de Buenos Aires
Autor: Pablo Andrés Vidal Vargas Correo electrónico: pvidalv@gmail.com