El sistema religioso desarrollado en Chiloé se inicia con los Jesuitas (1609) y continua con los Franciscanos. Mediante las misiones circulares, anualmente los religiosos visitaban cerca de 80 pueblos, abarcando un vasto territorio insular y continental.
“Las fiestas Patronales conformaron un calendario litúrgico que entregó una estructura organizacional a las comunidades, que hasta el día de hoy funciona como hitos que demarcan la expresión temporal y simbólica de su quehacer social, más allá de que se participe directamente del rito religioso católico”. (Adler, M. y Loayza, C. 2017).
La fiesta se puede observar desde un plano íntimo, donde se configura una relación personal entre la imagen y el devoto, y social, donde a través del rito colectivo se expresa la devoción y se vive la experiencia comunitaria del encuentro social.
Se profundizará en los desplazamientos de elementos del sistema religioso que, reconocidos como símbolos de identidad cultural, hoy están presentes en otros contextos, por ejemplo, los pasacalles en protestas y campañas políticas, y las iglesias en los circuitos turísticos. Se dará cuenta de las transformaciones de las estructuras sociales que sostienen las fiestas (Cabildos), reflejo de la atomización de los espacios comunitarios debido a instalación de nuevas dinámicas productivas.
Autora: Mónica Irene Adler Naudon Correo electrónico: madlern@yahoo.com