Las comunidades agrícolas, emplazadas en la zona de los cordones transversales de Chile, encaran las consecuencias de la privatización y parcelación del territorio, y la separación legal de la gestión de aguas y recursos mineros de la tierra. Su existencia tiene orígenes previos a la república de Chile, y en su desarrollado ha dialogado y se ha tensionado con los proyectos estatales de ciudadanización que se han ido instaurando desde el siglo XIX en los territorios rurales.

Las montañas han facilitado su uso comunitario del territorio y una cierta autonomía del control estatal, vinculada a su institucionalidad propia. Se presenta una reflexión de las visiones del Estado y de la literatura especializada, que han tematizado su carácter tradicional, su condición de pobreza, su chilenidad emblemática, así como hipótesis de su origen, ya sea ibérico, criollo o mestizo, y que consideran solo de manera específica los casos vinculados a una historia indígena.

Se caracterizan las particularidades de ser “comunero/a”, mediante una revisión del despliegue histórico de la categoría comunidad en tres dimensiones: la trayectoria de la institución comunitaria, el rol de la memoria genealógica, y la vinculación con el territorio. Se propone que estas comunidades son un sujeto histórico colectivo, cuyo proyecto de vida ha sido encubierto por la comunidad imaginada de la nación chilena. Su resiliencia, base histórica, y notable diferencia con los proyectos dominantes para el mundo rural, puede servir para repensar el aparente fatídico destino de Chile central.

Autora: Emilia del Pilar Catalán Martina   Correo electrónico: emicatalan@ug.uchile.cl