“Baqueano es el que sabe” y por ello es reconocido entre los arrieros como un líder; un capataz de veranadas y travesías de montaña. En nuestra experiencia etnográfica en las montañas de Aconcagua escuchamos a los baqueanos también hablar de la libertad sentida al recorrer las cordilleras, pulsión de lugares donde desaparecen los problemas, vida errante que expresa evasión; y que merodeando la tragedia, remite a un ideal comunitario que se manifiesta en signos tribales de reconocimiento identitario; pues, la trashumancia esencialmente implica solidaridades. La vivencia de la “aventura” requiere prácticas permanentes de ayuda mutua y sólidas confianzas, que remiten complementariamente a una libertad aportada por la vida errante de la travesía; que no cobra sentido sino en la libertad de la comunidad a la cual pertenecen. Interpretamos aquellos signos como ejercicios de resistencia a presiones y vigilancias que la sociedad les impone. Los sentidos de libertad declarada, evasión del control y memorias plagadas de acciones furtivas, hablan de una identidad de la cual se sienten herederos y a su vez responsables. Pericias y destrezas aprendidas de padres y abuelos, trasmitidas aún con orgullo y dignidad, son evidencia viva de una identidad que sólo se expresa en la montaña y que sólo portan aquellos que sienten la baqueanía en su esencia más profunda. La baqueanía no sólo como sabiduría para enfrentar la adversidad y guiar la caravana cordillerana, sino también como sentido de libertad y resistencia comunitaria.

Autor: Jorge Antonio Razeto Migliaro (Departamento Antropología. Universidad de Chile)   Correo electrónico: jrazeto@uchile.cl   /   jrazeto@gmail.com