El ámbito de los estudios literarios ha transitado un largo camino en diálogo con otras disciplinas. La investigación literaria parte con la observación de autores y su obra desde la distancia del tiempo y espacio, muchas veces actuando sobre textos de segunda o tercera fuente, y frecuentemente descontextualizando la obra de su autor(a), favoreciendo una libre interpretación (exégesis) del investigador [masculino, pues también es el carácter preponderante de la academia]. Hoy, trabajar directamente con autores/autoras es común, aunque surge solo desde inicios del Siglo XX, cuando las narrativas monumentales, unívocos, se deconstruyen y evidencian diversidad de voces, perspectivas e interpretaciones mediando los contextos desde donde brotan. Al salirse la academia de su torre de cristal, no solo debiese generar que salgan de su aula y de sus escritorios, sino que también pueda el/la escritor(a) ingresar y ser parte de los procesos académicos – esto ocurre en pocas instancias y siempre pareciera darse cuando éstos logran traspasar barreras impuestas por la academia. ¿no será el momento de que la academia, en la investigación, genere preguntas CON los actores de su entorno? La investigación aplicada avanza en aquello, pero tiende a ser en búsqueda de soluciones cuantitativas, no cualitativas.

Autor: James Jonathan Park Key ( Universidad de Los Lagos, Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas)

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